Cada 15 de agosto, Toledo se viste de solemnidad para rendir homenaje a su patrona, la Virgen del Sagrario, en un día lleno de tradición y devoción.
La Catedral Primada se convierte en el corazón de la ciudad, con su misa en honor a la Virgen y la tradición de beber agua de los botijos. Es un momento de identidad compartida que los toledanos sienten como propio.

Sin embargo, hay una realidad difícil de ignorar: "medio Toledo" está de vacaciones y el calor extremo de agosto convierte las celebraciones en un desafío.
Esto plantea una cuestión: ¿no sería más adecuado mantener el 15 de agosto como acto institucional y religioso, reservado a la veneración de la Virgen, y trasladar el grueso de las fiestas populares al 8 de septiembre, día en que la Iglesia celebra el Nacimiento de la Virgen María?
La vida de la Virgen María
El calendario mariano es rico en momentos claves:
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2 de febrero: Presentación del señor y Purificación de la Virgen María en el templo.
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25 de marzo: Anunciación.
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31 de mayo: Visitación a Isabel.
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15 de agosto: Asunción de la Virgen María.
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8 de septiembre: Natividad de la Virgen María.
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21 de noviembre: La presentación de la Virgen María en el Templo.
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8 de diciembre: Inmaculada Concepción.
En Toledo, muchas de estas escenas se pueden contemplar en la Sala Capitular de la Catedral, pintadas por Juan de Borgoña a inicios del siglo XVI. No es casualidad: la Catedral está dedicada a Santa María, y su presencia está en cada rincón, desde el Altar Mayor hasta los frescos que narran su vida.


Septiembre, el mes del reencuentro
Las ventajas son claras:
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Clima más suave, que permitiría disfrutar de eventos oficiales, conciertos y actividades en la calle sin el sofoco de agosto.
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Mayor participación ciudadana, porque los toledanos habrán regresado de sus vacaciones.
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Beneficio cultural y económico, con una ciudad llena de vida al inicio del curso.
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Otras ciudades marcan el ejemplo: Talavera de la Reina, que con sus fiestas de San Mateo el 21 de septiembre logra llenar sus calles de vecinos y visitantes, demostrando que septiembre es un mes perfecto para celebrar.
Una reflexión necesaria
No planteamos renunciar al 15 de agosto: seguirá siendo el gran acto institucional en honor a la patrona. Pero septiembre ofrece un marco más favorable —clima, participación y oportunidad de encuentro— para unas fiestas populares reforzadas.
La Virgen del Sagrario seguirá siendo el alma de Toledo el 15 de agosto, pero el 8 de septiembre puede convertirse en el corazón de unas celebraciones vivas, abiertas y compartidas por toda la ciudad.

